En pocos días, muchos/as veremos rodar a una pelota de fútbol en el mítico estadio azulgrana. ¿Cómo no extrañarla? ¿Cómo no la extrañarían los jugadores?… dejarla correr, con caricias, regates… ¡y goles!. Muchos años de historia se esconden detrás de un balón futbolístico, no siempre conocido por los amantes de este deporte.

¿Dónde nació este vital elemento tan necesario para la práctica del fútbol?, muy lejos en el tiempo, se dice que allá por el siglo IV A.C., uno de los cinco gobernantes de la antigua China, recubrió con cuero crudo a una masa de raíces duras: había nacido la primer pelota. Se jugaba con las manos. También los Romanos y Griegos tenían su “balón” armado con intestinos de cerdos. En Meseoamérica también fue desembarcando todo lo concerniente a balones: mezcla de resina, caucho etc. Con tamaños que oscilaban en 1,5 kg de peso y 30 cms de diámetro. A partir del siglo XVIII se comenzaba a utilizar el cuero, también buscando alivianar su peso. Hacia el año 1855 Charles Goodyear creó la primer pelota de goma vulcanizada, proceso que le daba mayor durabilidad a las mismas. En 1862 H. Lindon, desarrolló otro modelo a partir de vejigas de goma inflables.

En 1872 la Asociación de Fútbol Inglés, comenzaba a especificar de manera concreta los tamaños a utilizar: unos 70 cms de diámetro y aproximadamente 400 grs de peso. Y en ese andar de siglos, en el XX las pelotas comenzaban a fabricarse de caucho duro, cubiertas con cuero: para los memoriosos: eran las que se denominaban de “tiento”: consistía en un cordón que cerraba las costuras del cuero. Tenía sus inconvenientes: se deformaba, perdía elasticidad, con las lluvias su peso aumentaba considerablemente, y – por ejemplo – cabecear a ese balón podía traer serios riesgos a los jugadores (lesiones en la frente, cortes etc).

Así las cosas hasta que en una pequeña localidad de la provincia de Córdoba – Argentina : Bell Ville (de la cual es originario el futbolista Mario Alberto Kempes, campeón mundial 1978 con la albiceleste), tres amigos – Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonessi – comenzaban a experimentar para ir perfeccionando a las pelotas de fútbol – año 1929/1931 – se buscaba el llamado tiento invisible. Llegaron a buen término:  cámara compuesta por una válvula que impedía la salida del aire, y una costura de adentro hacia afuera y que quedaba sin reborde. La llamada “Superball”. Rápidamente se utilizó en el campeonato local y también en el torneo Nacional del Futbol Argentino (AFA). En el año 1934 fue incorporado FIFA para la Copa Mundial de Italia. Actualmente se celebra todos los años en Bell Ville  la “Fiesta nacional de la Pelota de Fútbol” recordando aquel invento.

En 1960 comenzaron a utilizarse balones de materiales sintéticos, pero no reemplazaron a las de cuero hasta el año 1980. El último Campeonato Mundial de Fútbol que utilizara pelotas de cuero: España 1982, la mítica Tango.

En 1970 aparecía la llamada pelota Telstar (nombre del satélite que permitía la televisación del Campeonato México 1970). Generalmente en cada Mundial se presentan nuevos modelos, con características como de múltiples colores y diseños. En Francia 1998 por ejemplo, se basaba su diseño/fabricación en microburbujas de gas, selladas, que permitía mayor durabilidad. Alemania 2006 presentó a la Teamgeist: prácticamente perfecta.  En Sudáfrica 2010: Con la Jabulani,se lograba algo mas exquisito: por sobre la perfección, se alzaba la velocidad de desplazamiento (testeada por la misma NASA) sin embargo: tuvo muchas críticas. Año 2014 Brasil: la Brazuca quizás fue la pelota mas testada de todos los tiempos: cerca de 600 jugadores profesionales probaron sus bondades Y en Rusia 2018: volvió la Telstar (recordemos: Mundial de México 86) remozada, con múltiples tecnologías: termosellada, con un chip interior etc.

Son apenas unas pinceladas de bienvenida a quienes no pueden ni deben faltar: balones, pelotas, esféricos. Fueron y serán parte del escenario donde los “actores” se lucirán, ¿ellas? Una vez bajo el telón, tendrán su destino… de pelotas de fútbol. El Camp Nou esbozará imaginaria sonrisa: sentir correr en sus entrañas verdes a sus amigas de siempre, cobijar a la plantilla azulgrana…¿qué más?

Néstor Nanni

Colaborador

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